馃摀 Notas de La medida del tiempo

馃摀 Notas de La medida del tiempo

Notas

  • Hist贸ricamente, la medici贸n del tiempo ha evolucionado dr谩sticamente, desde m茅todos antiguos como el reloj de sol, que era simple y econ贸mico pero depend铆a de la luz solar, hasta la ingeniosa clepsidra o reloj de agua, que utilizaba la ca铆da constante del agua por gravedad para medir el tiempo y que, aunque 煤til para fracciones de tiempo, requer铆a mantenimiento constante y no permit铆a una medici贸n continua.
  • Las dificultades pr谩cticas inherentes a estos m茅todos impulsaron la invenci贸n del reloj mec谩nico en Europa alrededor del siglo XI, un avance atribuido a la mentalidad innovadora medieval y al mecanismo de escape de varilla con balanc铆n. Los primeros relojes mec谩nicos, documentados cerca de 1275, eran enormes estructuras sin esfera que simplemente tocaban campanas para marcar las horas, y eran notablemente imprecisos, con desviaciones de hasta media hora diaria, averi谩ndose con frecuencia. Esta falta de fiabilidad llev贸 a situaciones como la de Ru谩n en 1389, donde la esposa de un relojero recib铆a un salario para ajustar el reloj p煤blico diariamente, o la contrataci贸n de personas para sonar las campanas manualmente cuando los mecanismos fallaban, lo que gener贸 chistes sobre su inexactitud que perduraron siglos.
  • A pesar de esto, la sociedad de la 茅poca ten铆a expectativas mucho m谩s relajadas sobre la puntualidad, considerando milagroso que un dispositivo mec谩nico pudiera siquiera indicar la hora. La difusi贸n de estos relojes fue r谩pida en las principales ciudades de Europa occidental, que los instalaron no solo para organizar la vida urbana y las labores agr铆colas, sino tambi茅n como s铆mbolo de prestigio y en una feroz competencia entre ciudades para poseer el m谩s grande y vistoso.
  • Un ejemplo notable fue el reloj de Estrasburgo, construido hacia 1350, una edificaci贸n colosal que incorporaba un calendario m贸vil, un astrolabio para mostrar los movimientos planetarios, y figuras animadas como los Reyes Magos y un gallo que cantaba.
  • A lo largo de los siglos siguientes, la relojer铆a se profesionaliz贸, con centros de producci贸n en Augsburgo, N煤remberg, Ginebra y Londres, y la invenci贸n del muelle en el siglo XV hizo posible la creaci贸n de relojes port谩tiles y de bolsillo, mientras que el p茅ndulo de Huygens y el escape de ancla en el siglo XVII, junto con el cron贸metro marino de John Harrison, mejoraron dr谩sticamente la precisi贸n. El siglo XIX industrializ贸 la relojer铆a, llevando a la producci贸n en serie y a relojes asequibles para todos, culminando en el siglo XX con los relojes de pulsera, autom谩ticos y de cuarzo, hasta llegar a los relojes inteligentes actuales que integran m煤ltiples funciones y van m谩s all谩 de solo medir el tiempo.

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